lunes, 25 de julio de 2016

Cuando lo que parece no es

(Escucha esta entrada en nuestro podcast)

Hola a todos y todas,

El día treinta y uno de julio celebramos, como todos sabéis, el fallecimiento de Madre Dolores, ocurrido hace ciento doce años.

Cuando hablamos de Madre Dolores solemos recordar dos momentos de su vida, el primero, cuando eligió quedarse para siempre en la casa de Arrepentidas -que en aquellos momentos estaba en la calle Bustos Tavera de Sevilla- y el segundo cuando, los años anteriores a su muerte, padeció el martirio de ser abandonada por sus más queridas hijas.

En ambos momentos podemos decir que lo que parecía, no lo era.

Cuando el Padre Tejero le habló de la Casa de Arrepentidas, ella consultó con su familia, con sus conocidos y con algún sacerdote; y todos le dijeron que aquello de irse a vivir con jóvenes que habían sido prostitutas era una auténtica locura.

A vista de todos aquello parecía un sinsentido, porque las que habían caído no iban a poder levantarse, al contrario, harían caer a aquellas dos mujeres: "Dos locas" que se habían juntado con el Padre Tejero.

Casa de la Calle San Felipe (Sevilla) donde estuvo la Congregación.


En la Calle San Felipe lo que era una casa de salvación parecía, para algunos vecinos, un prostíbulo al que acudir como clientes; y para otros, un lugar indigno de aquel barrio tan decente y luchaban contra él tirando piedras a las ventanas, esperando que aquellas mujeres se fueran a otro sitio. (Hoy habría habido una manifestación con pancartas y la televisión, para defender la "seguridad de nuestros hijos")

En ambos casos podemos decir que se equivocaban. Lo que parecía una locura resultó ser una inspiración de Dios que ha hecho el bien a miles de niñas, niños, jóvenes y mujeres durante 157 años; y lo que parecía una casa de prostitución era la salvación para aquellas jóvenes que habían sido esclavizadas y deseaban recuperar su dignidad.

También parecía lo que no era cuando Madre Dolores fue apartada del gobierno de la Congregación, cuando la pusieron a dormir en el rincón más apartado de la casa.

El grupo de Hermanas que la apartó del cargo de superiora general lo hizo porque veía claramente que Madre Dolores estaba siendo un "obstáculo" para el buen desarrollo de la Congregación; porque creían que la Congregación merecía algo mejor que lo que ella estaba haciendo. Ella permitía que todas las religiosas fueran iguales, que las acogidas fueran dirigidas por Hermanas competentes; y eso quitaba fuerza a los colegios, que ellas pensaban que daban "prestigio" y buen nombre al Instituto, mientras que las Casas de Acogida eran para ellas algo secundario, a lo que había que destinar pocos recursos materiales y humanos.

Ese error en su análisis les llevó a cometer una grave equivocación con Madre Dolores.
Pero, aunque parezca paradójico, en este caso, lo que parecía debilidad en Madre Dolores: "dejarse hacer", era el mayor signo de virtud, pues amó por encima de todo y, ejercitó así todas las virtudes: la humildad en su grado máximo, la paciencia, la caridad...

Nuevamente habríamos juzgado mal si nos limitáramos a las apariencias y dijéramos que las Hermanas que la trataban así (como los judíos al crucificar a Jesús) lo hacían con deseo de mal; más bien al contrario, creían que hacían bien en quitarle el control de la Congregación, pues pensaban que había "perdido el norte" y ya no era capaz de gobernarla como se debía.

Lo mismo que los sumos sacerdotes judíos, ellas creían que Dios le había quitado su gracia y se había convertido en un estorbo para el Instituto. ¡No sabían lo que hacían!

Sala de visitas del convento de Santa Isabel de Sevilla.


Por eso no podemos dejarnos llevar por las apariencias. Casi nunca las cosas, las personas, las situaciones son lo que parecen. Y no es tan fácil ver la realidad como Dios la ve.

¡Cuán fácilmente juzgamos por primeras impresiones!

Lo bueno es que, generalmente no juzgamos a las personas, sino los hechos. Ya vamos aprendiendo aquello de que hay que condenar el pecado pero no al pecador. ¡Menos mal! Ya vamos siendo más comprensivos y nos damos cuenta de aquello de "¡No saben lo que hacen!". Ya vamos comprendiendo mejor la debilidad humana y aceptando que nosotros mismos somos los primeros que "metemos la pata" siete veces al día.

Intentamos, creo, no juzgar a las personas, pero juzgamos el mundo, los gobiernos, las acciones de nuestros amigos y conocidos, lo que ocurre en nuestro trabajo o en la comunidad de vecinos, y, por supuesto, en nuestra familia o en nuestras comunidades.

Y lo hacemos, ¡claro!, porque tenemos toda la razón y todas las razones. Pero, ¡qué fácil es equivocarnos incluso cuando llevamos la razón!

Porque, como la vida de Madre Dolores nos enseña, no es suficiente con tener la "razón" humana; que hay que contemplar la vida y los acontecimientos algo más en profundidad; no es suficiente quedarse en las apariencias. Lo que parecía una casa de mala vida era un refugio de salvación; y lo que parecía maltrato era, por una parte, un intento de hacer lo mejor para la Congregación; era una visión equivocada de la Voluntad de Dios; y, por otra, un medio santificación bien aprovechado.

¿Cómo analizo lo que me rodea?, ¿me dejo llevar de la primera impresión?, ¿cuántas veces me equivoco?, y lo que es más importante, ¿cuántas veces me doy cuenta de que he fallado en mi análisis?

Yo muchas. Y lo malo es que a la vez siguiente vuelvo a caer, y a criticar, y a equivocarme.

¡Qué pocas veces me callo!, ¡qué pocas veces pongo delante de Dios los acontecimientos que me rodean y espero a ver si hay algo escondido en ellos. ¡Pero qué experiencia más bonita cuando lo hago! En varias ocasiones (por desgracia no muchas porque juzgo muy rápidamente), he descubierto lo que Dios tenía escondida, detrás de aquello que me aparecía como malo, o al menos como debilidad ajena- una perla preciosa que sirve para hacer el bien a otras personas, o para llevar adelante una obra importante.

En esta fiesta de Madre Dolores, Dios nos invita a mirar en profundidad, a buscar a Dios detrás de los acontecimientos, a buscar su benevolencia en lo que no entendemos. A buscar lo bueno en los que nos rodean, en nuestras familias, comunidades, trabajo, etc.

Pero para poder hacerlo necesitamos la mirada de Dios, y sólo conseguiremos tener la mirada de Dios si nos ponemos en su presencia; si ponemos delante de Él las cosas que nos pasan todos los días y a las personas que nos rodean. Por eso, nuevamente os invito deteneros durante un rato y hacer silencio en vuestro interior, para poder pasar nuestras vidas por el filtro de Dios.

Aunque pueda parecer una pérdida de tiempo hacerlo, esto es otra cosa que parece lo que no es: cuando llevéis tiempo haciéndolo descubriréis que todo lo demás encaja mejor, tiene más sentido. Que vuestro trabajo y vuestro descanso "cunden más". La presencia de Dios nos hace más productivos cuando trabajamos (ya que nos ilumina su Espíritu), y nos relaja más en menos tiempo, pues sólo Él es la paz que puede llenar nuestros corazones.

La canción que hoy os traigo es del disco "Busca mi rostro", de Ain Karem, y nos recuerda la llamada constante que nos hace el Señor a mirar más allá de las apariencias:



Oigo en mi corazón: "busca mi rostro"
búscame en la noche
busca en el silencio
búscame en tu hermano
contigo estoy

Te buscaré, Señor,
no me escondas tu rostro
tu rostro buscaré.

Oigo en mi corazón: "busca mi rostro"

Amemos mucho y convirtamos los acontecimientos en oración para poder descubrir las perlas escondidas que se esconde en lo que pasa a nuestro alrededor y en los que nos rodean.

¡Feliz celebración de Madre Dolores!

domingo, 10 de julio de 2016

Siete demonios

(Escucha este episodio en nuestro Podcast "En clave de Fi")

Hola a todos y todas:

El día 22 de julio celebramos la festividad de Santa María Magdalena, que ya es fiesta para toda la Iglesia por decisión del Papa Francisco, ya que ella fue la primera anunciadora de la resurrección del Señor.

El 22 de julio tuvo su origen nuestra familia en una pequeñísima casa del barrio de Santa Cruz, en el centro de Sevilla. Allí llevó el Padre Tejero la primera joven que Rosario Muñoz Ortíz iba a acoger, como una madre, para que pudiera salir de las redes de la prostitución.

Casa de la calle Jamerdana donde se inició nuestra Congregación.
Eligieron esta fecha porque María Magdalena es modelo de arrepentimiento y de cambio de vida después de que el Señor echara de ella siete demonios, según nos cuentan los evangelios.

Y, ¿qué significa que Jesús expulsó siete demonios? Ya sabéis que siete es el número que simboliza la totalidad en la biblia. Siete demonios son todos los demonios. A María Magdalena no le quedó ningún demonio dentro. Por eso no aparece casi en los evangelios, sólo para decir que seguía a Jesús, que le atendía con sus bienes, que estaba al lado de María al pie de la Cruz, que fue la primera en acudir al sepulcro en cuanto se pudo (el domingo por la mañana) para limpiar y amortajar en condiciones el cuerpo del Señor, que fue la primera a la que se le apareció el Señor y la primera encargada de anunciar la buena noticia de la resurrección a los mismos apóstoles.

Siete demonios. No le quedó ninguno, y ella eligió el partido del Señor para siempre.

No como Pedro, que a cada rato volvía a meter la pata y tenía que pedir perdón al Señor.

María Magdalena fue lo más parecido a María la Virgen. Se convirtió y no volvió a pecar porque no quedaba en ella ningún demonio.

Nosotros nos parecemos un poco más a Pedro, el Señor nos da la gracia una y otra vez, y nosotros volvemos a fallarle una y otra vez. Porque siempre nos queda algún "demonio" dentro.

¿Cuántos demonios me quedan a mí?, ¿cuántos he conseguido expulsar con la gracia?

"Se me llevan los demonios" reza una frase que decimos a menudo. "Se me llevan los demonios".

¡Cuántas veces se me llevan los demonios!, cuántas veces no soy capaz de seguir a Jesús, cuántas veces, como Pedro, saco mi espada para herir al criado, al que está por debajo de mí, porque al que está por encima no me atrevo...

Pero María Magdalena no, ella se convirtió de una vez para siempre, ¡qué envidia!


María Magdalena de Guido Reni

Por eso el Padre Tejero la eligió como protectora de nuestra primera Casa, para que las jóvenes pudieran agarrarse a ella cuando se sintieran incapaces, débiles. Para que los y las que participamos de la obra de acogida a los más débiles la tengamos cerca cuando nos sintamos desfallecer y pensamos que la obra de educación, la obra de reeducación, la obra de ser buenos cristianos es imposible. ¡Si ella pudo...!, si ella se dejó convertir, si ella se dejó amar, si ella se dejó perdonar, ¡si ella pudo...!
Nosotros también podremos, nuestros niños, niñas y jóvenes también podrán. Y si no como ella, como San Pedro, día a día, caída a caída, demonio a demonio iremos convirtiéndonos, acercándonos y pareciéndonos cada vez más al Padre misericordioso al que Jesús nos invita a imitar.

Si María de Nazaret en su concepción inmaculada es la prueba de que la salvación de Dios puede ser real en el ser humano, María Magdalena es la demostración de que siempre hay esperanza para nosotros. Ella tenía siete demonios, estaba completamente endemoniada, y Jesús la salvó. Nosotros, por lo general, no tenemos demonios grandes, sólo demonios pequeñitos, pero muy pesados; así que podemos confiar en que Jesús puede echarlos de nosotros.

Pidámosle a Jesús, como las jóvenes que entraban en la primera Casa de la calle Jamerdana, que eche de nosotros todos los "diablos que se nos llevan", para que podamos ir ganando la batalla día a día, caída a caída, demonio a demonio.

Para ello contamos con una gran protectora, que sabe de pecados y de demonios, y que quiere que todos los discípulos escuchen la buena noticia de la Resurrección del Señor. Ella nos dice: "Si yo pude, tú también puedes, ten ánimo, sé valiente, confía en el Señor".

Confiemos en la intercesión de María Magdalena, patrona de arrepentidos, y amemos mucho, porque al que mucho ama... ¡Mucho se le perdona!

Miremos hacia ella cuando nos sintamos débiles, y apoyémonos en su brazo.

La canción de hoy se llama "Sin tu misericordia" de Fran en su disco "Con cuerdas de cariño", y puede proporcionarnos un buen momento de meditación en nuestra debilidad y la misericordia de Dios, ya que su letra es muy sencilla nos puede servir como si de una jaculatoria se tratara.

Sin tu misericordia nada puedo.
Sin tu misericordia nada soy.
Señor, sin tu misericordia
nada puedo,
nada soy.



Amad mucho y celebrad con alegría la presencia de Santa María Magdalena en nuestras vidas.