jueves, 27 de agosto de 2015

EL CRISTO DE LA MISERICORDIA

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Hola a todos y todas:

Desde hace tiempo tengo pendiente esta "entrada" en el blog, pero por unas cosas u otras, se me ha ido haciendo imposible.

El pasado mes de mayo, en nuestra iglesia de Sevilla tuvimos el triduo al Santísimo Cristo de la Misericordia. Preparado por un grupo de laicos que se sienten muy Filipenses, consistió en una conferencia sobre la historia de los Crucificados de Juan de Mesa; un Vía Crucis y una representación de la Pasión en forma de teatro leído acompañado de música de cámara. Finalmente, el domingo de pasión estuvo todo el día abierta nuestra iglesia para el besapie del Santísimo Cristo, finalizando con una sencilla eucaristía de acción de gracias.

Para mí fue experiencia de fraternidad con este grupo de jóvenes comprometidos con nuestra congregación de una forma tan generosa. Además experimenté un modo nuevo para mí de hacer apostolado: Estar junto a Jesús crucificado acompañando a las personas que acudían, bien por ver de cerca una talla tan hermosa, bien por orar al pie de la cruz y experimentar cómo la misericordia del Señor está cerca de nosotros.

Fueron mil instantes de intenso pero breve diálogo con las más de doscientas personas que pasaron por nuestra iglesia. Los jóvenes se reían de mí, porque le decía a la gente: "Si necesitáis misericordia, poneos a los pies del Señor; pero si necesitáis un milagro, aquí detrás está nuestra Madre Fundadora, que está en vías de ser beatificada, y es muy buena intercesora antes nuestro Señor".

Los jóvenes se reían, y creo que me he quedado con el apodo de la de "Si necesitáis misericordia acudid a Cristo; si un milagro, a Madre Dolores". La verdad es que no sé por qué empecé a decirlo, pero así lo sentía, y creo que muchas personas se sentían "tocadas" por mis palabras.

Había quien se arrodillaba delante del Señor, y en silencio estaba con Él un rato, antes de besar sus pies o su costado reverentemente. Otros se asomaban al coro, donde está enterrada Madre Dolores y allí pasaban un rato con ella, imagino que contándole sus cuitas.

Por qué motivo cada uno elegía imagino que es algo que quedará para siempre entre el Señor, Madre Dolores y las personas que acudieron. Pero lo que yo sí veía era cómo los rostros salían serenos de nuestra iglesia, algunos con huellas de llanto, otros sin rastro de esas muecas de temor o dolor que yo había visto a su entrada.

Ya digo que fue una experiencia preciosa para mí. Es cierto que muchos venían tan sólo a ver el arte de un crucificado, de un gran escultor, pero todos salían admirados, unos imagino que por la belleza del rostro de Cristo, por su serenidad y el brillo de sus ojos que te miran dejando traslucir una ternura que impresiona.

Cristo de la Misericordia el domingo de Pasión de 2015
Pero no sólo impresiona por el valor de la escultura, o por lo bien que lo hizo Juan de Mesa, sino también porque para los Filipenses Hijos e Hijas de María Dolorosa el Cristo de la Misericordia es algo "especial". Voy a intentar contaros brevemente su interesante historia.

El 3 de enero de 1622 (curiosamente el año en que fue canonizado nuestro patrón, san Felipe Neri), Juan de Mesa y Velasco, escultor imaginero, recibió de Fray Domingo de Santos (Mercedario del convento de San José de Sevilla), el encargo de hacer una Cristo muerto de talla natural para el convento de estos frailes. Pero durante el tiempo en que Juan de Mesa estaba tallando el Cristo, a Fray Domingo le nombraron director de un patronato de mujeres que aportaba la dote para que jóvenes prostitutas pudieran contraer matrimonio.

Entonces Fray Domingo que quería que el Cristo fuera tallado muerto, le dijo a Juan de Mesa que deseaba que fuera un Cristo vivo, un Cristo de Misericordia para estas mujeres. Así pues, el fabuloso escultor cerró la llaga del costado y, con un golpe de gubia, abrió los ojos al Señor, que pasó así de muerto a vivo.

Es verdad que no es que el Cristo de Juan de Mesa resucitara, pero sí es cierto que pasó de muerto a vivo, y con su mirada misericordiosa, desde el año 1622 ha sido testigo y ha fortalecido a muchas mujeres que han pasado, a imitación de su imagen, de "muertas" a "vivas".

Pero no sólo es curioso cómo la imagen pasó de muerte a vida. Cuando el Padre Tejero y Madre Dolores buscaban una casa más grande para su obra de acogida a jóvenes que lograban salir de las redes de prostitución y para su congregación naciente, alquilaron un antiguo convento, que por la desamortización había pasado a manos particulares. Era un convento grande que tenía su iglesia, la iglesia de San José, nuestra primera iglesia. Y allí estaba el Cristo, especialmente tallado para nuestras muchachas hacía 240 años.

Con él se consolidó la obra de acogida y creció la congregación. Por eso, cuando la Junta Revolucionaria de Sevilla, en septiembre de 1868 nos quitó la Casa que Isabel II nos había cedido (el convento del Ángel en una perpendicular de la calle Sierpes), cuando nos quitó todas las subvenciones y nos ahogó hasta no tener recursos para pagar el alquiler. Cuando nos iba a cerrar la iglesia y llevarse todas las imágenes que el obispo nos había cedido; trasladamos esta al interior de la casa, con lo que se libró de ser saqueada.

Y, cuando el gobierno de Madrid nos cedió en abril de 1869, el convento de Santa Isabel, pedimos permiso al obispo para llevarnos no nuestra imagen, sino la imagen que pertenecía y pertenece a nuestras acogidas, la imagen en la que encuentran hoy, como encontraron en los siglos anteriores, la misericordia de un Dios que las ama, que las anima, que las fortalece cuando comienzan una vida nueva.

Por eso, cuando con este grupo de jóvenes que viven nuestro espíritu, celebramos el triduo en honor al Santísimo Cristo de la Misericordia, los donativos van destinados al proyecto de acogida a niñas-madre que la congregación tiene en Kenia. A construirles un hogar, a darles una nueva familia a las que han sido violadas, a veces con la idea que corre por aquellas tierras de que un hombre con sida que mantiene relaciones sexuales con una niña virgen le transmite la enfermedad a ella y se libra él. Terrible esclavitud de las mentiras que esclaviza a niñas y las priva de su vida.

Pero el Cristo tiene misericordia, de ellas y de ellos. Y nosotras, nosotros, oramos por ellas para que se sientan amadas y valoradas. Y oramos por ellos, para que reciban información correcta y pongan a su enfermedad los medios profilácticos y médicos necesarios sin tener que convertir a personas en objetos.

Hoy también os invitamos a escuchar una canción, que podría ser nuestra oración de hoy. Se trata de la canción Danos entrañas de misericordia del disco Canto Interior II, del grupo "Amigos de Orar". Dice lo siguiente:

Danos entrañas de misericordia
ante toda miseria humana
que todos encuentren en nosotros
un motivo para seguir esperando

Así que, mi invitación para este mes:

"Si necesitáis misericordia, acercaos al Señor; y si un milagro, encomendádselo a Madre Dolores".

Y, nunca os olvidéis de orar por los demás.

Os abrazan con cariño vuestras Hermanas del Equipo de Fundadores.